jueves, 12 de agosto de 2010

La Guerra Contra el Narcotráfico

Calderón ha encabezado La Guerra contra el Narcotráfico, como él mismo la ha llamado, desde el principio de su gobierno, y la ha manejado como una prioridad, dejando de lado muchas de las promesas que hizo como candidato a la presidencia ¿Recuerdan el eslogan “El presidente del empleo”? por citar solo uno.

Durante todos estos años ha hecho oídos sordos a las críticas, ha insistido discurso tras discurso que la íbamos ganando, que el enemigo era una ridícula minoría, ha minimizado el creciente número de civiles muertos, ha ignorado la oposición casi general de utilizar al ejercito contra el crimen organizado, y más.

Por fin ha bajado los brazos, ha admitido que no vamos ganando nada. El número de muertos horroriza. La estela de ciudades fantasma que esta guerra va dejando a su paso es escalofriante e innegable.

Calderón admite, con su llamado al diálogo, que aunque buena la intención, falló la estrategia, no midió el tamaño del enemigo, no hubo una adecuada preparación o asesoramiento.

Se aventó como el “Borras”, muy al estilo mexicano.

Ahora está dispuesto a escuchar, a intercambia ideas con los líderes de los partidos políticos opositores, con catedráticos, con estudiosos del tema, con organizaciones civiles, etc.

¿No era eso lo que reclamaba la oposición? Querían que Calderón escuchara, que se diera cuenta de sus errores, que revirara. ¡Bien! ¡Ya lo está haciendo!

¿Qué es lo que la lógica común dicta? Que los partidos políticos opositores PRI, PRD, (por citar a los más grandes) se aprestaran a aportar esas ideas que se entiende ellos tenían cuando criticaban la estrategia del Presidente. No he visto nada de eso.

La lectura que me queda luego de su reunión, es que sus tareas principales son llevar la contraria, sacar provecho para sus partidos, sacar tajada mediática, pero ¿Propuestas de fondo? Nada. No veo una auténtica preocupación por el pueblo mexicano ni por ayudar al Presidente a salir de este atolladero para el bien de todos.

No se dan cuenta, no alcanzan a ver, lo bien que se verían, y las simpatías que acarrearían para sus partidos, para sus candidatos si ante este grave problema, se despojaran de sus intereses políticos y le echaran una mano al gobierno para solucionar este problema. ¡Que al menos se notara la intención, vamos!

No, nada de eso, ay de aquél que se atreva a salirse del carril. Jesus Ortega ha sido crucificado por su partido sólo por acceder a dialogar con el Presidente Calderón.

Dijo Alejandro Encinas en la Cámara de Diputados y cito textual “Bajo ninguna circunstancia se reconocerá a Felipe Calderón y no habrá diálogo ni negociación con él”

¿Entonces? ¿Cómo? Inexplicable.

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