jueves, 19 de agosto de 2010

Adopciones

A todos nos tomó por sorpresa la rapidez con la que la SCJN dio luz verde a la adopción por parte de parejas gay, siete votos a favor, dos en contra.

La sociedad mexicana no está preparada para estas “fuertes decisiones”, las opiniones están polarizadas. En un noticiario de radio hicieron una encuesta al respecto y el resultado final fue cincuenta a cincuenta.

Comprendo los argumentos de los que están en contra, aquellos que buenamente se preocupan por los niños, porque sean objeto de burla en las escuelas, en su entorno, y principalmente porque por esa convivencia a la larga puedan ser homosexuales también.

Quiero puntualizar dos cosas.

Primero, la adopción en México es un tema muy complicado, es dificilísimo que una pareja heterosexual pueda convencer a la autoridad encargada de dar el visto bueno para que les den un niño en adopción. Esos matrimonios tienen que demostrar que son una pareja emocionalmente estable, que tienen solvencia económica para mantener y dar educación al deseado hijo, etc., y aún luego de pasar con palomita todos los requerimientos, o no se los dan, o los hacen esperar hasta años para por fin adoptar al ansiado hijo.

Muchos desisten o caen en el terreno de la ilegalidad y se quedan con un hijo que registran como suyo pero que es en realidad de alguien más, conocido o desconocido. No nos metamos en esos vericuetos.

A lo que voy, es que supongo que a los homosexuales les pondrán tantas trabas como esas o muy seguramente hasta más. Tendrán que comprobar, una y otra vez, que son aptos o aptas para criar a un hijo, y lo crean o no, sí hay parejas que llenan ese perfil. Sobradamente.

En segundo lugar, que si esos niños van a ser señalados, rechazados por la sociedad, por tener dos madres, o dos padres, según sea el caso. Bueno, pues ese problema tenemos que eliminarlo desde ya mismo.

Veamos un poco hacia atrás, ¿recuerdan el rechazo hacia la madre soltera? ¿Recuerdan que incluso los niños nacidos bajo esa circunstancia eran catalogados como ilegítimos o naturales? Eran señalados por la sociedad, y los menospreciaban porque “no tenían papá” y la madre… bueno, evitemos aquí los epítetos para la madre, aun cuando ésta hubiera sido violada o engañada.

¿Y qué tal la mujer divorciada? ¡Qué horror! Inmediatamente perdía su círculo de amigos, su vida social se acababa (el divorciado seguía siendo bienvenido, faltaba más), y era como una apestada para la sociedad. En esos tiempos era mejor mantener la farsa de un matrimonio, aunque sufriera como condenada, por diversas razones que tampoco expondré, antes que ser señalada por la familia, los amigos y la sociedad.

Poco a poco nos hemos ido quitando esas telarañas, esas ideas preconcebidas y sin fundamento. Hemos crecido.

Con todo esto, a lo que he querido llegar es que esos hijos adoptados por parejas gay, van a sufrir socialmente o no, en medida del sufrimiento que nosotros como sociedad les inflijamos.

Hay que dejar de catalogar a la gente por sus preferencias sexuales, hay que quitar etiquetas ofensivas, hay que enseñar a los niños, porque esa es nuestra realidad, les guste o no, que hay hombres que prefieren amar a otro hombre, y hay mujeres que prefieren por pareja a otra mujer. Eso no los hace anormales, ni malos, tienen una preferencia sexual diferente y eso es todo. Para poder enseñar a los niños, y ahí está lo más difícil, tenemos que empezar por cambiar nosotros mismos. Aceptar la existencia de los homosexuales. Convivir con ellos no te hará cambiar tu preferencia sexual (Si acaso sucediera, eso es que ya lo traías dentro ¿eh?) No hay razón para que los niños o los jóvenes no vean con normalidad esta situación.

Por favor, que nuestros complejos, nuestras limitaciones y carencias, no nos impidan ver que una posibilidad de familia, de amor, de futuro cierto se abre para muchos huérfanos que hoy viven en la desesperanza y el abandono.

Si tú tienes familia, si estás acostumbrado a que alguien que te quiere te pase el brazo por los hombros, que te den un beso de bienvenida o despedida, que te sonrían con afecto, si sabes de abrazos y comidas calientes, si hay una cama para ti y una ducha caliente, si sabes de cumpleaños y navidades, por favor, no les niegues a esos huérfanos, que no tienen nada, ese derecho de disfrutar lo que tú disfrutas como cosa descontada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario