domingo, 29 de agosto de 2010

¡Debe ser un error!

¿Cómo que te has muerto?

Pero chiquilla, ¿Por qué te has ido? no era tu tiempo, a esa edad no se debe morir. ¡Es de mala educación adelantarse a los padres! ¿Qué harán ellos sin tí?   ¡Los padres no deberían enterrar a los hijos!, ¡Eso no es natural! ¡Debe ser un error!

¡Convoco al ser superior encargado para que arregle este desperfecto!

¿Por qué nos abandonas?

¿Qué será de tus padres y hermanos? ¿Cómo seguirán su vida sin tí?

Que será del titipuchal de tíos y primos que tienes?

¿Y los besos que no diste y que no te dieron?

¿Esos amores que no viviste? ¿A donde se van?, ¿Dónde se quedan?

¿Los abrazos que me debes? ¿A quién se los reclamo?

¿Qué será de ese amanecer que ya no disfrutarás? ¿Y esa flor que ya no olerás?

¿Y los paisajes que no viste? ¿Y Las celebraciones a las que ya no asistirás? Estarán incompletas sin tí.

Haces falta mi niña, te necesitamos aquí. Te necesita tu familia, te necesitan tus amigos.

Has sido llamada allá a donde estás, Él sabe por qué. Los que te queremos y te necesitamos no lo comprendemos pero no tenemos más opción que  resignarnos y aceptarlo.

Recogemos los pedazos rotos de nuestro corazón y seguimos adelante. No es igual. Nunca será igual.
Haces falta tú.

Te recordaremos siempre.

jueves, 19 de agosto de 2010

Adopciones

A todos nos tomó por sorpresa la rapidez con la que la SCJN dio luz verde a la adopción por parte de parejas gay, siete votos a favor, dos en contra.

La sociedad mexicana no está preparada para estas “fuertes decisiones”, las opiniones están polarizadas. En un noticiario de radio hicieron una encuesta al respecto y el resultado final fue cincuenta a cincuenta.

Comprendo los argumentos de los que están en contra, aquellos que buenamente se preocupan por los niños, porque sean objeto de burla en las escuelas, en su entorno, y principalmente porque por esa convivencia a la larga puedan ser homosexuales también.

Quiero puntualizar dos cosas.

Primero, la adopción en México es un tema muy complicado, es dificilísimo que una pareja heterosexual pueda convencer a la autoridad encargada de dar el visto bueno para que les den un niño en adopción. Esos matrimonios tienen que demostrar que son una pareja emocionalmente estable, que tienen solvencia económica para mantener y dar educación al deseado hijo, etc., y aún luego de pasar con palomita todos los requerimientos, o no se los dan, o los hacen esperar hasta años para por fin adoptar al ansiado hijo.

Muchos desisten o caen en el terreno de la ilegalidad y se quedan con un hijo que registran como suyo pero que es en realidad de alguien más, conocido o desconocido. No nos metamos en esos vericuetos.

A lo que voy, es que supongo que a los homosexuales les pondrán tantas trabas como esas o muy seguramente hasta más. Tendrán que comprobar, una y otra vez, que son aptos o aptas para criar a un hijo, y lo crean o no, sí hay parejas que llenan ese perfil. Sobradamente.

En segundo lugar, que si esos niños van a ser señalados, rechazados por la sociedad, por tener dos madres, o dos padres, según sea el caso. Bueno, pues ese problema tenemos que eliminarlo desde ya mismo.

Veamos un poco hacia atrás, ¿recuerdan el rechazo hacia la madre soltera? ¿Recuerdan que incluso los niños nacidos bajo esa circunstancia eran catalogados como ilegítimos o naturales? Eran señalados por la sociedad, y los menospreciaban porque “no tenían papá” y la madre… bueno, evitemos aquí los epítetos para la madre, aun cuando ésta hubiera sido violada o engañada.

¿Y qué tal la mujer divorciada? ¡Qué horror! Inmediatamente perdía su círculo de amigos, su vida social se acababa (el divorciado seguía siendo bienvenido, faltaba más), y era como una apestada para la sociedad. En esos tiempos era mejor mantener la farsa de un matrimonio, aunque sufriera como condenada, por diversas razones que tampoco expondré, antes que ser señalada por la familia, los amigos y la sociedad.

Poco a poco nos hemos ido quitando esas telarañas, esas ideas preconcebidas y sin fundamento. Hemos crecido.

Con todo esto, a lo que he querido llegar es que esos hijos adoptados por parejas gay, van a sufrir socialmente o no, en medida del sufrimiento que nosotros como sociedad les inflijamos.

Hay que dejar de catalogar a la gente por sus preferencias sexuales, hay que quitar etiquetas ofensivas, hay que enseñar a los niños, porque esa es nuestra realidad, les guste o no, que hay hombres que prefieren amar a otro hombre, y hay mujeres que prefieren por pareja a otra mujer. Eso no los hace anormales, ni malos, tienen una preferencia sexual diferente y eso es todo. Para poder enseñar a los niños, y ahí está lo más difícil, tenemos que empezar por cambiar nosotros mismos. Aceptar la existencia de los homosexuales. Convivir con ellos no te hará cambiar tu preferencia sexual (Si acaso sucediera, eso es que ya lo traías dentro ¿eh?) No hay razón para que los niños o los jóvenes no vean con normalidad esta situación.

Por favor, que nuestros complejos, nuestras limitaciones y carencias, no nos impidan ver que una posibilidad de familia, de amor, de futuro cierto se abre para muchos huérfanos que hoy viven en la desesperanza y el abandono.

Si tú tienes familia, si estás acostumbrado a que alguien que te quiere te pase el brazo por los hombros, que te den un beso de bienvenida o despedida, que te sonrían con afecto, si sabes de abrazos y comidas calientes, si hay una cama para ti y una ducha caliente, si sabes de cumpleaños y navidades, por favor, no les niegues a esos huérfanos, que no tienen nada, ese derecho de disfrutar lo que tú disfrutas como cosa descontada.

sábado, 14 de agosto de 2010

El Terror

"Apenas acababa de ponerse el sol, un día de agosto de 1861, y ya el pueblo de Yautepec parecía envuelto en las sombras de la noche. Tal era el silencio que reinaba en él. Los vecinos, que regularmente en estas bellas horas de la tarde, después de concluir sus tareas diarias, acostumbraban siempre salir a respirar el ambiente fresco de las calles, o a tomar un baño en las pozas y remansos del río o a discurrir por la plaza o por las huertas, en busca de solaz, hoy no se atrevían a traspasar los dinteles de su casa, y no por el contrario, antes de que sonara en el campanario de la parroquia el toque de oración, hacían sus provisiones de prisa y se encerraban en sus casas, como si hubiese epidemia, palpitando de terror a cada ruido que oían.

Y es que a esas horas, en aquel tiempo calamitoso, comenzaba para los pueblos en que no había una fuerte guarnición, el peligro de un asalto de bandidos con los horrores consiguientes de matanza, de raptos, de incendio, de exterminio. Los bandidos de la tierra caliente eran sobre todo crueles. Por horrenda e innecesaria que fuere la crueldad, la cometían por instinto, por brutalidad, por el solo deseo de aumentar el terror entre las gentes y divertirse con él.

El carácter de aquellos plateados (tal era el nombre que se daba a los bandidos de esa época) fue una cosa extraordinaria y excepcional, una explosión de vicio, de crueldad y de infamia que no se había visto jamás en México.

Así, pues, el vecindario de Yautepec, como el de todas las poblaciones de la tierra caliente, vivía en esos tiempos siempre medroso, tomando durante el día la precaución de colocar vigías en las torres de sus iglesias, para que diesen aviso oportuno de la llegada de alguna partida de bandoleros a fin de defenderse en la plaza, en alguna altura, o de parapetarse en sus casas. Pero durante la noche, esa precaución era inútil, como también lo era el apostar escuchas o avanzadas en las afueras de la población, pues se habría necesitado ocupar para ello a numerosos vecinos inermes que, aparte del riesgo que corrían de ser sorprendidos, eran insuficientes paa vigilar los muchos caminos y veredas que conducían al poblado que los bandidos conocían perfectamente.

Además, hay que advertir que los plateados contaban siempre con muchos cómplices emisarios dentro de las poblaciones y de las haciendas, y que las pobres autoridades, acobardadas por falta de elementos de defensa, se veían obligadas, cuando llegaba la ocasión, a entrar en transacciones con ellos, contentándose con ocultarse o con huir para salvar la vida.

Los bandidos, envalentonados en esta situación, fiados en la dificultad que tenía el gobierno para perseguirlos, ocupado como estaba en combatir la guerra civil, se habían organizado en grandes partidas de cien, doscientos y hasta quinientos hombres, y así recorrían impunemente toda la comarca, viviendo sobre el país, imponiendo fuertes contribuciones a las haciendas y a los pueblos, estableciendo por su cuenta peajes en los caminos y poniendo en práctica todos los dias, el plagio, es decir, el secuestro de personas, a quienes no soltaban sino mediante un fuerte rescate. Este crimen que más de una vez ha sembrado el terror en México, fue introducido en nuestro país por el español Cobos, jefe clerical de espantosa nombradía y que pagó al fin sus fechorías en el suplicio.

A veces los plateados establecían un centro de operaciones, una especie de cuartel general, desde donde uno o varios jefes ordenaban los asaltos y los plagios y dirigían cartas a los hacendados y a los vecinos acomodados pidiendo dinero, cartas que era preciso obsequiar so pena de perder la vida sin remedio. Allí también solían tener los escondites en que encerraban a los plagiados, sometiéndolos a los más crueles tormentos.

Por el tiempo de que estamos hablando, ese cuartel general de bandidos se hallaba en Xochimancas, hacienda antigua y arruinada, no lejos de Yautepec y situada a propósito para evitar una sorpresa.

Semejante vecindad hacia que los pueblos y haciendas del distrito de Yautepec se encontrasen en aquella época bajo la presión de un terror constante.

De manera que así se explica el silencio lúgubre que reinaba en Yautepec en esa tarde de un día de agosto y cuando todo incitaba al movimiento y a la sociabilidad, no habiendo llovido, como sucedía con frecuencia en ese tiempo de aguas, ni presentado el cielo aspecto alguno amenazador. Al contrario, la atmósfera estaba limpia y serena; allá en los picos de la sierra de Tepoztlán, se agrupaban algunas nubes desteñidas todavía con algunos reflejos violáceos; más allá de los extensos campos de caña que comenzaban a oscurecerse, y de las sombrías masas de verdura y de piedra que señalaban las haciendas, sobre las lejanas ondulaciones de las montañas, comenzaba a aparecer tenue y vaga la luz de la luna, que estaba en su llena"

.......

Este es el capitulo cuarto del libro El Zarco, de Ignacio Manuel Altamirano. La historia se desarrolla en el año 1861.

Releía este libro y me ha parecido buena idea compartirles este fragmento.

De 1861 a 2010 hay 149 años de diferencia. Seguimos igual ¿No les parece? México en manos de la delincuencia, ausencia de poder, ausencia de ley.

¿Es que no hemos aprendido nada?

Con motivo del bicentenario creo que no debería haber festejos pues no hay nada que festejar. Pongámonos un moño negro en el brazo como luto por nuestros muertos y por todos nuestros hermanos que viven en el terror y sigamos trabajando.

jueves, 12 de agosto de 2010

La Guerra Contra el Narcotráfico

Calderón ha encabezado La Guerra contra el Narcotráfico, como él mismo la ha llamado, desde el principio de su gobierno, y la ha manejado como una prioridad, dejando de lado muchas de las promesas que hizo como candidato a la presidencia ¿Recuerdan el eslogan “El presidente del empleo”? por citar solo uno.

Durante todos estos años ha hecho oídos sordos a las críticas, ha insistido discurso tras discurso que la íbamos ganando, que el enemigo era una ridícula minoría, ha minimizado el creciente número de civiles muertos, ha ignorado la oposición casi general de utilizar al ejercito contra el crimen organizado, y más.

Por fin ha bajado los brazos, ha admitido que no vamos ganando nada. El número de muertos horroriza. La estela de ciudades fantasma que esta guerra va dejando a su paso es escalofriante e innegable.

Calderón admite, con su llamado al diálogo, que aunque buena la intención, falló la estrategia, no midió el tamaño del enemigo, no hubo una adecuada preparación o asesoramiento.

Se aventó como el “Borras”, muy al estilo mexicano.

Ahora está dispuesto a escuchar, a intercambia ideas con los líderes de los partidos políticos opositores, con catedráticos, con estudiosos del tema, con organizaciones civiles, etc.

¿No era eso lo que reclamaba la oposición? Querían que Calderón escuchara, que se diera cuenta de sus errores, que revirara. ¡Bien! ¡Ya lo está haciendo!

¿Qué es lo que la lógica común dicta? Que los partidos políticos opositores PRI, PRD, (por citar a los más grandes) se aprestaran a aportar esas ideas que se entiende ellos tenían cuando criticaban la estrategia del Presidente. No he visto nada de eso.

La lectura que me queda luego de su reunión, es que sus tareas principales son llevar la contraria, sacar provecho para sus partidos, sacar tajada mediática, pero ¿Propuestas de fondo? Nada. No veo una auténtica preocupación por el pueblo mexicano ni por ayudar al Presidente a salir de este atolladero para el bien de todos.

No se dan cuenta, no alcanzan a ver, lo bien que se verían, y las simpatías que acarrearían para sus partidos, para sus candidatos si ante este grave problema, se despojaran de sus intereses políticos y le echaran una mano al gobierno para solucionar este problema. ¡Que al menos se notara la intención, vamos!

No, nada de eso, ay de aquél que se atreva a salirse del carril. Jesus Ortega ha sido crucificado por su partido sólo por acceder a dialogar con el Presidente Calderón.

Dijo Alejandro Encinas en la Cámara de Diputados y cito textual “Bajo ninguna circunstancia se reconocerá a Felipe Calderón y no habrá diálogo ni negociación con él”

¿Entonces? ¿Cómo? Inexplicable.

jueves, 5 de agosto de 2010

México, como país de primer mundo.

México camina hacia delante.

En México somos muy críticos, protestamos por todo y nada de lo que hace el gobierno nos parece bien.

Somos pesimistas y es comprensible, hemos recibido tanto garrotazo como mexicanos que ya no creemos en nada, ni cuando nos dan una buena noticia. Caemos habitualmente en el “sospechosismo” y pensamos que algo nos están ocultando.

Yo quiero ser optimista. Quiero creer, y quiero ver más allá y en conjunto, los cambios que paso a pasito, muy lentamente, como a cuenta gotas, va dando México hacia delante, hacia una nación mejor, hacia un país respetuoso de las individualidades, a un país con mayor apertura.

Aunque esos cambios se están dando sólo en el Distrito Federal, la idea, y eso espero, es que permeen hacia el resto de la República Mexicana.

Hablo de la despenalización del aborto y de la legalización de los matrimonios homosexuales (recién salidita del horno). Próximamente la Suprema Corte de Justicia abordará el tema de la adopción entre las parejas gay.

Además, todo apunta a que en un futuro no lejano se estará debatiendo si se legaliza o no la mariguana.

Son pasos hacia una nación más ordenada, más preocupada por el bienestar del individuo, dando libertades para beneficio de todos.

Como país católico, apostólico y romano por excelencia, amén de la prevaleciente ignorancia de muchos sectores, mucha gente se sobresalta, piensan que todos nos vamos a ir al infierno por permitir el aborto, se imaginan a todos los jóvenes drogados, ven en afiebrados sueños a una pareja de homosexuales masculina de la mano, caminando por la alameda, con un pequeño de 4 años que han adoptado y al que visten de niña.

Las cosas no son así, cada quien actuará según su concienca, sus creencias y su formación, hay que hacer comprender a los que se oponen a estos cambios la verdad de las cosas, el fondo de estas decisiones.

No tienen que abortar porque esté permitido el aborto en casos específicos.
No tienen que drogarse, o sus hijos no se tienen que drogar, porque legalicen la mariguana.

La homosexualidad no es algo anormal, es una preferencia sexual. Entre los homosexuales hay gente buena y mala, con perversiones y sin ellas, tal cual sucede entre los heterosexuales. Sus derechos deben ser respetados de igual manera.

En cuanto a darle a una pareja homosexual un hijo en adopción, se tiene que discutir, ver los pros y los contras. Personalmente no tengo duda de que un huerfano tiene mejores expectativas de vida con una pareja homosexual decente que viviendo en un orfanatorio y a los 18 años ser echado a la calle con nula preparación.

Tenemos que ver que estas medidas nos protegen, nos dan seguridades, pero sobre todo, nos dan libertad.

Caminemos hacia un país de primer mundo. No permitamos que nadie nos ponga un lastre para no progresar. ¿Quieren un ejemplo? Ese asqueroso programa de televisión traído del Perú, Laura de América, o de todos…

No permitamos que la televisión siga manteniendo al pueblo en la ignorancia, en el atraso. No puede ser que unos cuantos mexicanos progresen y estén bien informados, pero que la gran mayoría permanezca como hipnotizada ante el televisor consumiendo programas basura de ese tipo.

Irene.