viernes, 22 de octubre de 2010

¿El PRI vuelve en el 2012?


Hoy como nunca el futuro político de México se encuentra a la deriva.

Luego de 70 años el pueblo mexicano por fín se hartó de las promesas no cumplidas del PRI, de esas promesas de paraísos que se convirtieron en realidades desastrosas, logramos hacerlos a un lado dándole paso al PAN, el segundo partido en preferencia popular.

Como candidato por el PAN para la Presidencia de la República, Vicente Fox nos convenció y venció, era elocuente, enfático y parecía auténtico. Daba la impresión de tener muy claro el trabajo a hacer para corregir el rumbo y llevar a México hacia un mejor puerto. Lamentablemente conforme fue avanzando su gobierno, se fue desinflando, fue desilusionando y hasta se comenzó a dudar de su cordura mental. Haciendo un balance general, con él se perdió más de lo que se ganó.

Para el siguiente sexenio se tambaleó el PAN y casi pierde contra el PRD, de hecho un gran porcentaje de mexicanos está seguro de que quien realmente ganó fue el PRD con Andrés Manuel López Obrador.

Felipe Calderón no era el candidato presidencial elegido por el presidente, pero se abrió paso a codazos e hizo a un lado a Santiago Creel, lo que le sumó simpatías contra un Creel muy desacreditado.

Han pasado cuatro años del gobierno de Felipe Calderón, y una vez más las promesas no se cumplieron, no se intentó siquiera cumplirlas. Hay videos grabados de sus promesas de campaña que al ser comparados con nuestro realidad saben a burla, a esos videos pareciera faltarles al final una nota donde dijera... "y todo lo que dije será al revés"  

Lo que sí hizo el presidente fue iniciar una guerra contra el narcotráfico, cuyos resultados hasta ahora nada tienen de triunfo pero sí de una amarga derrota. La violencia y terror que impera en casi todos los Estados del país así lo avalan.

Cuando comenzaba esta guerra "sin cuartel" contra el narcotráfico, me dije para mí misma "Este combate al narcotráfico me lo creeré cuando comiencen a caer diputados, senadores y gobernadores", no ha sido así.

Hoy por hoy el único diputado perseguido es Julio César Godoy, del PRD, ya veremos qué sucede con él.

Me pregunto ¿En el PAN  y en el PRI no hay sospechosos de los mismos delitos de los que se acusa a Julio César Godoy? Todos sabemos la respuesta, seguro hasta nombres han acudido a sus mentes. ¿Qué pasa con ellos? ¿Son intocables?

Ya se perfilan las elecciones para el 2012 y la pregunta es ¿Quién será el futuro presidente de México? ¿De qué partido?

Por el PRD se apuntó nuevamente Andrés Manuel López Obrador, el cual ya comienza a mostrar músculo, tiene un buen número de seguidores y muy ruidosos, y a esos habría que sumarle muchos más que se unirán a sus fuerzas, decepcionados del gobierno panista. Se intuye desde ahora  una gran división ciudadana porque aunque por el momento AMLO esté manejando un lenguaje conciliador sabemos que esa circunstancia puede cambiar en cualquier momento.

Marcelo Ebrard también suena por el PRD, es carismático y su modo mesurado lo ha hecho acreedor a numerosas simpatías. Hay que estar pendientes de la contienda interna de ese partido para escoger a su candidato. Si AMLO no fuera el elegido, ya lo veo postulándose por el PT, aunque dudo que eso le conviniera al PRD como partido político.

El PAN no tiene definido hasta ahora a un candidato, yo busco y rebusco y no encuentro a nadie atractivo que tenga el arrastre suficiente como para contrarrestar la decepción generalizada hacia ese partido en el gobierno. Se menciona a Francisco Ramirez Acuña, a Josefina Vazquez Mota y hasta al propio Santiago Creel.

El futuro del PAN no parece halagüeño. Están dormidos en sus laureles y salvo que tengan un as bajo la manga, sus posibilidades son casi nulas. ¿Quién querría hoy por hoy votar de nuevo por el PAN? ¿Darles nuevamente nuestro voto de confianza para muy probablemente continuar este descenso hacia el infierno?

El PRI ya se ve a sí mismo despachando desde Los Pinos, Enrique Peña Nieto ya se ve como el futuro presidente de México. Se mencionan también otros nombres por el PRI como el de Manlio Fabio Beltrones y Fidel Herrera pero es Peña Nieto quien encabeza los titulares. 

Dicen que hay encuestas donde Peña Nieto sería el Presidente de México si las elecciones fueran mañana. ¿Es así? No conozco a una sola persona a la que le simpatice Peña Nieto. No se quién haga esas encuestas, donde encuesten ni que pregunten. Lo que sí veo es que los medios, los televisivos principalmente, están trabajando a su favor, y sabemos bien que esos medios repiten una y otra vez como verdades, mentiras que les benefician.

Lamentablemente una gran parte del pueblo mexicano toma como buena toda la información proveniente de la televisión, si lo dijeron en la tele, si lo dijo el del noticiario, entonces es cierto, y como cierto se tomó ese informe de gobierno del Estado de México, donde todo era bonito, donde se dijo que todo iba bien,. Todos vimos a Enrique Peña Nieto desfilando por todos los noticiarios de televisa, con tomas favorecedoras, con risas fáciles y con preguntas a modo. Todos se ven bonitos.

El Estado de México es uno de los más violentos del país, pero eso no se dijo, esas cifras se mantienen en un perfil bajo. El desastroso resultado del caso Paulette, y lo menciono por ser de lo más sonado, fue borrado de un plumazo.

El PRI está apostando todo al lado más flaco del mexicano. Está apostando a nuestra falta de memoria histórica.

¿Doce años malísimos bajo el gobierno panista serán suficientes para que olvidemos los nefastos 70 años que vivió México bajo el gobierno priista? Con pesar acepto que es muy probable que sí.

Volteando a ver al PRD, ¿Está la izquierda preparada para liderear este país? ¿Bajo el mando de quién?

Qué incierto, qué triste y oscuro se ve nuestro porvenir. Si mañana fueran las elecciones, tendría que anular mi voto, aunque con ello me sintiera anulada como ciudadana.

Chiste para quitar el mal sabor de boca:

- Papá - Preguntó una niña a su padre -, ¿Todos los cuentos de hadas empiezan con: "Había una vez...?" - No, mi vida - contestó él -. Algunos empiezan con: "Si resulto electo..."

jueves, 7 de octubre de 2010

Me han robado en el parque.

Camino despreocupadamente por el parque por el que siempre cruzo para llegar a casa. Es sábado por la tarde. Disfruto el clima fresco y del ambiente relajado y festivo que es típico de los sábados. Niños jugando, corriendo y riendo a todo pulmón, gente paseando a sus perros, vendedores de diferentes cosas, como algodones de azúcar o globos multicolores.

Aunque vengo cargando una bolsa de víveres, no me resisto al paisaje, me dejo convencer por el vendedor de nieves y helados, que tintinea unas campanillas para atraer nuestra atención. Compro una nieve de limón y me siento en la primera banca que encuentro libre, bajo la la agradable sombra de un frondoso árbol.

Miro a lo lejos a unos niños jugando a la pelota con un par de adultos que asumo son sus padres, más allá a una pareja haciéndose arrumacos sentados sobre el césped, han llevado consigo algunos refrigerios. Un hombre lee el periódico mientras fuma un cigarrillo.

Respiro hondo. Me gusta la gente, y más cuando se les nota felices, cada uno en lo suyo.

Yo también estoy feliz, me gusta estar así, sola, sin complicaciones, disfrutando sin involucrarme, llenándome de la energía de todos ellos.

Luego en casa, prepararé una pasta para cenar, tomaré un vaso de vino mientras escucho música, he decidido que escucharé jazz. Así disfruto, me gusta mi vida sedentaria, así la elegí. Gobierno mi vida y mi destino. Ningún problema del corazón me perturba.

Mi filosofía de vida, la que he pregonado y practicado es que no necesito afectos para sentirme completa. No necesito de otro para ser feliz.

Me gusta la gente, amo a mi familia, la que aunque está lejos, está en contacto permanente conmigo. Pero en cuestiones de amor, de la media naranja, del apasionamiento y demás tonterías siempre he pensado que son un dolor de cabeza, ganas de complicarse la vida. Tengo historias reales a montones para ejemplificar lo que digo. Mis libros están llenos de ellas, debo reconocer que esas historias me han significado un medio de vida bastante holgado.

Como mi nieve lentamente. Acuden a mi mente un par de ideas para continuar con mi libro esta tarde, las he tomado de forma natural de la gente que me rodea, es así como mejor me inspiro, mirando, imaginando cómo será la vida de esta gente cuando vuelve a casa y cierran sus puertas tras de ellos.

De la nada, una figura se interpone entre mi escenario y yo.

- Hola....

Levanto la vista para mirar la cara de quien me ha saludado. Es un hombre, aunque no distingo sus rasgos pues el sol me lo impide.

- Hola - contesto secamente, y me pregunto si me pedirá que me haga a un lado para compartir la banca. Eso me hace sentir molesta. Ha roto mi estado idílico de concentración.

El hombre sigue ahí, sin moverse.

- ¿Dígame? -  Le pregunto mientras me recorro un poco en la banca dejándole sitio. He hecho esto sin pensarlo y me recrimino mentalmente.

No se si el hombre pensaba sentarse desde un principio, o  ha tomado mi gesto como una invitación a sentarse. Se sienta.

Lo hace de forma callada. No me da las gracias, pero siento que me mira. Giro la cara y por fín descubro sus facciones.

¡Dios! ¿De donde ha salido este hombre? No es guapo, no tiene unos ojos preciosos ni ceja poblada. Su nariz y boca son comunes y corrientes, su color de piel es como la de cualquiera, su cabello no sería candidato para anunciar un shampoo...

Sin embargo, es tan increíblemente atractivo, tan varonil, que me quedo muda, mirándole. Él me mira directamente a los ojos, a diferencia mía no ha recorrido con la mirada mi rostro, ni tampoco ha bajado la mirada para ver lo que hay después de mi cabeza... Sólo me mira fijamente. Su mirada no es escrutadora, no me asusta.

Baja su mirada a mi mano y me dice con voz serena:

- Tu nieve se está derritiendo...

Bajo los ojos, miro mis dedos mojados, el barquillo de la nieve semi aplastado entre ellos...

Aturdida, miro alrededor  buscando donde poner el barquillo, con qué limpiarme las manos, sin embargo no me muevo.

Levanta una mano y me quita el barquillo mientras con la otra me ofrece un pañuelo de tela. Lo tomo automáticamente. Gira a su derecha y deposita en un basurero que está al lado los restos del barquillo. Basurero que no descubrí cuando buscaba sin mirar.

Aunque sostengo entre mis manos su pañuelo, no lo he usado, él toma mis manos entre las suyas y comienza a limpiarme suavemente, el contacto con sus manos me sobresalta. Levanto la vista y nuestras miradas se cruzan. Esboza una leve sonrisa, que me hace derretirme tanto como esa nieve que él ahora limpia. Le sonrío, aunque estoy segura que lo más que lo logré fue hacer una mueca.

Suelta mis manos con suavidad, dobla con cuidado el pañuelo y lo guarda en su pantalón.

Respiro hondo, alarmada por mi actitud, por mi forma de reaccionar ante este extraño. Por mi total falta de capacidad para manejar esta situación con la confianza en mí misma de la que siempre he hecho alarde.

- ¿Cómo te llamas? - pregunta.

- Lorena - contesto con una sonrisa tonta en la cara. (¡¿Qué me pasa?!)

- Manuel - me dice a su vez extendiendome su mano. La estrecho. Se siente pegajosa contra la mía. El pañuelo no ha sido capaz de quitarnos del todo los restos de nieve. Reimos juntos.

Bajo la vista y cierro la boca tratando de acallar esa tonta risa.

Levanta mi mentón con un dedo, haciendo que lo mire a los ojos nuevamente. Me pierdo en éllos.

Me dice con seriedad y total aplomo, sin apartar sus ojos de los míos.

- Te iba a preguntar si tu casa o la mía, pero por tus compras veo que harás pasta, me encanta la pasta, así que será en tu casa. Yo llevo el vino. -

- Nos vemos aquí mismo, nueve de la noche - agrega soltando mi mentón.

Se levanta y se aleja.

Lo sigo con la mirada hasta que lo pierdo de vista.

Tardo largos minutos en reaccionar. El ruido ensordecedor de mi corazón se agolpa en mis oídos.

Tomo mi bolsa de compras automáticamente. Me levanto y comienzo a caminar lentamente, como si un gran peso hubiera sido puesto en mí. Toda la gente de mi alrededor, de la cual disfrutaba hace apenas unos minutos ha desaparecido para mí.

Me dirijo a casa mientras un sólo pensamiento llena mi mente.

"Me ha robado. Este hombre se ha llevado consigo mi paz y mi tranquilidad. Yo la traía conmigo y ya no la tengo".

Mi paso se aligera, camino cada vez más de prisa. Mi caminar se convierte casi en una carrera... siento la brisa contra mi cara, sonrío... río.